Contacto: Franciscanoscl@gmail.com
La Regla de Francisco para seguir a Jesús
Continuamos nuestro viaje a través de los núcleos más importantes de la «carta constitucional» de los franciscanos: la Regla bollata, que este mes cumple 800 años.
Como mencionamos en el artículo precedente, se acerca el 29 de noviembre, la fecha de la famosa bula papal «Solet Annuere», con la cual se confirmó y aprobó definitivamente la Regla de los frailes menores, escrita por San Francisco. Ya hemos repasado la historia de su formación y redacción. A partir de hoy, queremos recorrer los capítulos de la Regla bollata para ver cuáles son sus puntos fundamentales. Estos puntos son como «pilares» alrededor de los cuales se estructura y sobre los cuales aún hoy se fundamenta el carisma del santo de Asís. Un carisma que, gracias a la herramienta de la regla, continúa siendo transmitido a lo largo de los siglos y dando frutos.
En primer lugar, lo que San Francisco infunde en la Regla es su amor por Cristo y por su Evangelio. Tanto es así que deseará con todo su corazón imitar a su buen Señor, conformarse a Él, tener sus mismos sentimientos (cf. Fil 2,5), llegar a ser casi una «fotocopia» suya en el estilo suave y humilde.
Como Jesus
“La Regla y vida de los frailes menores es esta, es decir, observar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin poseer nada propio y en castidad”
(cap. I).
La regla consiste en seguir a Jesucristo, cuya presencia llena la vida de Francisco y de los frailes al punto de ser constantemente representada por ellos. Jesús, que se entregó en humilde caridad en la cruz, es el compañero de viaje y el maestro de vida al que referirse: para Francisco, Él es la «forma» y la única «norma» de vida. Obediencia, pobreza y castidad son las tres dimensiones en las cuales la vida evangélica se manifiesta hasta poder decir: «Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí» (Gálatas 2,20).
Seguir al Señor coincide con el testimonio evangélico: impulsa a dar y a compartir con todos la paz y la alegría, en una actitud de cuidado y respeto hacia cada hermano y hermana, así como hacia todas las criaturas.
Minoridad
«Cuando los frailes van por el mundo, que no riñan ni se involucren en disputas verbales, y que no juzguen a los demás; más bien, sean mansos, pacíficos y modestos, suaves y humildes, hablando honestamente con todos, según corresponde»
(cap. III).
Francisco llama «frailes menores» a aquellos que comparten su elección de vida, para que aprendan que el verdadero amor consiste en hacerse «menor» respecto al otro.
De hecho, de Jesús aprendió a ser hermano y siervo de todos, eliminando de su corazón y su lenguaje la oposición «amigo-enemigo»: «Amen a sus enemigos, y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos; él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mateo 5,44-45). “Amen unos a otros como yo los he amado» (Juan 15,12).
Aquí tienes dos principios fundamentales que aún hoy inspiran a todos aquellos que siguen la Regla de San Francisco: tratar de parecerse lo más posible a Jesús, especialmente en su manera humilde y suave de vivir entre la gente.
¡Hasta la próxima etapa… Paz y bien a todos!
fray Fabio