Estar o ser conectados (Jn 15, 1-8)

Como extranjero, siempre me cuesta y tengo que pensar un poco más que los demás cuando ocupo estos dos verbos en español: estar y ser. Mi duda es si hay que ¿estar conectado o ser conectado? Como caso particular, hablando de la palabra del Señor, creo que hay que “ser conectado” más que “estar conectado” como fuera una red WiFi. Según mi lógica, si trata de “ser cristiano” con norma entera y no de ser cristiano “part-time”, de ninguna manera puedes “estar cristiano”…aunque la práctica a veces demuestra el contrario.   

Jesús, en el Evangelio de San Juan de este domingo, nos explica bien que se habla de permanecer como el sarmiento que permanece unido a la vid, nutriéndose de ella, para dar fruto abundante. Explica que Él es la vid, el Padre, el labrador y nosotros los sarmientos. Hay toda una unidad vinculada al amor. Entonces, por cuanto entiendo yo, se trata de ser cristiano conectado a la palabra del Señor todo el tiempo, no solo en algunos momentos de la vida.

La idea de la fe no permite mutación, lo que permite es conversión. La mutación es moverse o mudarse. La conversión permite que alguien se transforme en algo distinto de lo que era. Y para nosotros los creyentes, la razón de esa transformación es Cristo. Lo que Jesús nos pide es fidelidad y lealtad a su palabra, acogida y adhesión de su proyecto recreador de nuestra esperanza. Un nuevo reino de amor, justicia y paz; sin mutaciones y cambios acelerados que nos conduzcan a la inmadurez y superficialidad.

Este domingo, después un mes desde la Pascua de los católicos, los cristianos de rito ortodoxo están festejando la fiesta de la Pascua. Para mí, un católico criado en un país donde la mayoría (más de 87% de la población) son ortodoxos, la fiesta de la Pascua estuvo siempre una alegría, pero también una pelea: ¿cuál es la religión verdadera y cuando hay que celebrar la Pascua? En otras palabras, ¿Hay que ser católico u ortodoxo para ser cristiano? Y, ¿qué hacemos con los protestantes?, ¿ellos son cristianos o no?

La respuesta a todas esta dudas es que hay que volver al esencial y buscar cual es la voluntad del Señor. Hay que permanecer como el sarmiento que permanece unido a la vid, nutriéndose de ella, para dar fruto abundante. Hay que ser parte de la vid, que es el Señor, y no estar conectado a la vid. Una vez cumplido este aspecto esencial, te das cuenta que el más importante es de celebrar realmente la Pascua, y no cuando celebrarla…y, si somos honestos, deberíamos celebrarla siempre, debemos ser cristianos “full-time” no solo en algunos momentos de la vida.

Dicho esto, ¡sean cristianos! Que todos seamos uno, ha de ser nuestra oración. Una oración confiada y siempre nueva. Una oración centrada en el Cristo de la vida y la alegría. Permanecemos en Él, permanecemos en la Vida, permanecemos en la alegría pascual. Dios pasó por nuestra vida haciéndonos copartícipes de su vida y su gracia. ¡Feliz Pascua!

fray Irinel Dobos (OFMConv)

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