¿Qué significa «hacer discernimiento»?

Muchos de ustedes, jóvenes en camino, nos preguntan: ¿qué significa realmente «hacer discernimiento»? ¿Qué implica discernir? Es una pregunta enorme, a la que hoy intentamos responder con una imagen… musical.

Muchas veces hemos hablado sobre «discernimiento», sobre «el camino para discernir nuestra vocación» … es una palabra familiar para nosotros, que tal vez usamos tantas veces que ya no sentimos su peso y significado profundo.

Pero para muchas personas, y tal vez también para ti que estás leyendo, este término sigue siendo oscuro, extraño, todo por comprender: ¿qué significa realmente «hacer discernimiento»? ¿Qué implica «discernir»?

Responder a esta pregunta es muy complejo… Hoy quiero intentar hablar de ello utilizando una imagen que espero les sea útil para entender mejor.

Somos, nosotros mismos, un coro


La idea del coro (o de la orquesta) quizás es una imagen un tanto sobreutilizada en nuestros entornos eclesiales: tal vez porque la tenemos a menudo frente a nosotros en muchas celebraciones, se utiliza a menudo como metáfora de la comunidad misma. Se dice que cada uno de nosotros es una voz o un instrumento diferente, y todos juntos, si nos sintonizamos en el «la» del Evangelio, hacemos una hermosa sinfonía.

Sin duda, es una imagen interesante y efectiva. Pero aquí quiero intentar usarla de manera diferente, más personal. Dejemos por un momento el aspecto «comunitario» y concentrémonos en la persona individual, en ti que estás leyendo en este momento.

Si te detienes un momento, te darás cuenta de que tú mismo/a eres «un coro», o «una orquesta». Sí, dentro de ti se mueven mil voces, mil sonidos diferentes, de tonalidades, timbres, melodías que abrazan muchos géneros, ritmos y matices diferentes. ¿Verdad que es así?

Entonces, se puede decir que hacer discernimiento significa asumir el papel de un director de coro dentro de nosotros mismos. Intento explicarme mejor.

Haces discernimiento cuando
te conviertes en el director del coro
que llevas dentro

Somos muchas voces, muchos instrumentos

Ciertamente, dentro de nosotros, como dijimos, hay muchas voces y sonidos diferentes. Nos damos cuenta de ello de inmediato, basta con detenernos un momento a escuchar: ¡llevamos dentro todo un mundo! Si quieres, en este artículo te sugiero un pequeño ejercicio que te ayuda a conectarte con este mundo tuyo, «el escáner interior»: ¡pruébalo para creer!

Todas estas voces dentro de nosotros están presentes. Pero, ¿cómo se relacionan entre sí? ¿Cada una va por su cuenta, de manera autónoma y desorganizada, o tienden a armonizarse y resonar una en la otra?

Aprender a dirigir nuestro coro interior

Entonces aquí es donde entra en juego el discernimiento: ¡cuando poco a poco me convierto en el director de coro (o de orquesta) de mi interioridad!

De hecho, cuando estas voces se expresan desordenadamente, desorganizadas, autónomas entre sí, nos sentimos dispersos, divididos, desorientados, y ciertamente nuestra vida carece de sentido, de horizonte, de perspectiva. Porque sentimos que somos todas estas voces, y tenemos fragmentos de nosotros mismos dispersos aquí y allá, en conflicto y tensión entre sí.

Pero cuando poco a poco logramos armonizar nuestras voces interiores, darles un sentido, un tono, una dirección, cuando somos nosotros quienes tomamos el control de nuestra interioridad, entonces sí logramos expresar al máximo cada una de nuestras potencialidades, y todas juntas, en armonía, darán voz a un canto melodioso, que contribuirá a la belleza de este mundo.

El ejercicio que nos permite hacer que todas nuestras voces entren en armonía poco a poco entre sí y con la voz de Dios, que siempre es quien da el «la» que hace que todos los instrumentos se afinen, se llama precisamente discernimiento.

Que realmente el Señor nos conceda esta gracia, de convertirnos poco a poco en nuestros propios «directores de coro», de aprender y ejercer el arte del discernimiento. Entonces sí, daremos un canto melodioso, entonces sí, daremos al mundo lo mejor de nosotros, entonces sí, seremos un poco más «sal de la tierra y luz del mundo».

Ven, Señor, enséñanos este camino.

fray Nico

(articulo libremente extraído del Blog Vocación Franciscana)

Deja un comentario

Contacto
close slider