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FIESTA DE CUASIMODO: “El tesoro de un pueblo que alaba al Señor”.
Chile es un pais rico en cultura y tradiciones, algunas de ellas provienen desde hace varios siglos, esto demuestra el patriotismo del ciudadano chileno que se siente orgulloso de demostrar por medio de sus obras el aprecio por su historia y sus raíces. Dentro de estas “expresiones” culturales, está presente el tema de la fe, gracias a la Iglesia las tradiciones siguen en pie, demostrando que “lo viejo” representa todavía los valores de esta tierra y de su gente.
Desde hace muchos años atrás, durante el tiempo de la colonia, algunas parroquias (las primeras que habían en Chile) comenzaron a celebrar una fiesta particular, que no se celebra en otras partes del mundo: la fiesta de cuasimodo.
Antes de entrar en esta hermosa tradición es necesario dar algunos pasos atrás en la historia, en realidad, algunos varios… estamos en los años 1545 y 1563 y en la Iglesia Católica se están debatiendo temas importantes que se refieren a la fe… las autoridades eclesiales de la época han convocado el Concilio de Trento, una especie de reunión celebrada en Italia donde -dentro de los muchos temas- se estableció la obligación de comulgar en Pascua de Resurrección o al menos una vez al año. De acuerdo a este precepto, que también se extendió al continente americano, comenzó la costumbre en los sacerdotes de llevar la comunión a los enfermos que no podían asistir a la Iglesia, servicio que en la actualidad ha llegado a ser parte importante de la pastoral de los enfermos, verdadero tesoro de la Iglesia. Es así como nació la fiesta de cuasimodo, ¡desde una OBLIGACIÓN!, hoy esta palabra nos asusta, es verdad, pero en aquella época era necesario producto de las numerosas herejías que circulaban y que atentaban incluso contra los sacramentos.

Ahora regresemos a Chile. En nuestro pais, esta tradición la debemos a nuestros hermanos españoles, quienes cuando llegaron a conquistar las tierras y a evangelizar a la población de ese entonces, trajeron con ellos estas costumbres que aun hoy vivimos. El origen de la fiesta como tal es un poco incierto, en algunos libros y sitios podemos encontrar muchas fechas, dentro de ellas en 1896, en la cual se dice que comenzó como una actividad en Lo Barnechea, por otro lado, en 1974 se dice que un pequeño grupo de cuasimodistas (ya existía un tipo de “cofradía”) van al templo votivo de Maipú a recibir la bendición y a encomendarse a la Virgen del Carmen.
Un buen chileno se caracteriza por hacer las cosas bien y, por ponerle “de su cosecha” a lo que debe hacer, es así, como todo lo que nace es pequeño y con el paso de los años inicia a crecer gracias a su ingenio y creatividad… podemos imaginar como en aquellos años la presencia de los caballos era presente, después la llegada de las bicicletas, los autos, ¡ahora hasta con globos! Lo importante de todo esto es la fe del pueblo chileno, la fiesta de cuasimodo es la fiesta del pueblo, la fiesta de la gente que comparte con aquellos que no pueden llegar hasta el templo lo más precioso de nuestra fe, los sacramentos, en particular el de la Eucaristía.
La fiesta de cuasimodo se celebra en Chile el segundo domingo de pascua, en la cual después de la Santa Misa, el sacerdote acompañado de los diáconos y ministros de comunión salen a visitar a los enfermos del sector acompañados de cantos, oraciones y aclamaciones. Una vez que el sacerdote entra en cada casa, es el Señor quién hace su milagro, es Él quién visita a los enfermos y se dona como alimento saludable. Si bien es solo una vez al año, es el inicio de un apostolado dentro de la Iglesia: la pastoral de la salud, grupo que es presente en nuestras realidades parroquiales y que a lo largo del año se encargan de acompañar físicamente como espiritual a los hermanos enfermos.

Cuasimodo es una fiesta particular, llena de elementos y símbolos con los cuales el cristiano dice: aquí estoy Señor, con lo que tengo, con mi bicicleta, con mi moto, con mi auto, aquí estoy para acompañarte a tu encuentro con el hermano necesitado.
Por último, quisiera invitarlos a abrir el baúl de los recuerdos y que podamos rescatar una hermosa oración que en estos tiempos no se dice mucho, pero que contiene un mensaje de gran valor, recitémosla y usémosla como motivación para acercarnos más al sacramento eucarístico:
“Oh, sagrado banquete, en que Cristo es nuestra acomida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura. Amén”.
Fray Benjamín CASTRO