Paso 5: Inserción en la comunidad.

¡Aquí estamos al final de estos primeros años de vida franciscana! ¡Con la profesión solemne el joven fraile pasa a formar parte definitivamente de nuestra familia de Frailes Menores Conventuales, para continuar, con la gracia del Señor, siendo testigo gozoso del Evangelio! Para muchos frailes (que también han recibido esta llamada) el camino aún continúa con otra meta importante: primero, la ordenación diaconal y luego la ordenación sacerdotal.

En este punto, con la profesión solemne, el joven fraile recibe la primera “obediencia” y es enviado a una de nuestras comunidades, actuando en muchos y diferentes sectores: pastoral, parroquial, caritativo, juvenil/misionero, cultural, social, etc..

Por tanto, hay sitio para todos; ¡para cada sensibilidad, actitud, disponibilidad, cultura y formación! Y aquí… comienza, con la ayuda de Dios y de los hermanos, otro viaje apasionante y exigente, que dura toda la vida.

Conoce dónde estamos presentes en Chile.

Por último, algunos criterios de idoneidad del candidato

El camino del discernimiento, como vemos, es largo (¡al menos 8 años!). Esto se debe a que está a punto de tomarse una decisión seria, importante, decisiva: una opción por la vida, por tú vida.

 

Por eso, el discernimiento debe tener en cuenta también algunos criterios de idoneidad que la Iglesia, como madre, nos recomienda seguir, para que nadie tome un camino que luego no pueda seguir.

 

En particular, la «no idoneidad» se produce cuando:

 

  1. es evidente la inclinación a otra forma de vida religiosa (por ejemplo, monástica o diocesana);
  2. la orientación hacia otra vocación (matrimonial o laical) es evidente;
  3. se evidencia la incapacidad para llevar a cabo relaciones sociales normales y la presencia de trastornos de personalidad;
  4. se manifiesta una incapacidad y abandono a la vida espiritual y fraterna;
  5. se evidencia incapacidad para «dejarse guiar» y docilidad para aceptar cambios;
  6. se evidencia la incapacidad de vivir la dimensión de la fraternidad, en un estilo de compartir y sencillez de vida;
  7. es evidente la incapacidad y voluntad de vivir la castidad y de dominar la propia sexualidad.

 

Estos criterios son siempre evaluados y dialogados con el formador, también con tu acompañante espiritual.




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