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¿Qué es la vocación franciscana?
La experiencia de consagración religiosa franciscana es la de muchos hermanos que viven su relación con Dios de manera radical, inspirados en la vida, el ejemplo y la Regla de San Francisco de Asís. He aquí algunos pilares fundamentales de esta convocatoria.
Primacía de Dios
El hermano, a través de la escucha (actitud fundamental de todo creyente), es quien ha percibido para su vida una llamada a la radicalidad ya seguir (¡síganme!) en el amor exclusivo del Señor, sobre el modelo de los primeros discípulos.
Para guardar y cultivar esta invitación y este amor, el Evangelio y la oración como camino fundamental e inalienable son la primera referencia. Como san Francisco, «oración hecha por el hombre», su jornada se caracteriza por una relación privilegiada con el Señor y en las comunidades franciscanas la vida está siempre marcada por los tiempos de oración. El hermano es, por tanto, ante todo, «un hombre de Dios».
El voto de castidad quiere expresar precisamente este amor exclusivo y total suyo por el Señor. También los votos de obediencia y de pobreza tienen su raíz en el primado de Dios: en efecto, el fraile da toda su obediencia y voluntad al Señor ya su Palabra; igualmente. el Señor es su único y primer bien que supera a todos los demás bienes humanos o materiales que pueda poseer.
La fraternidad
El fraile es el que da testimonio a todo hombre de la común filiación en Dios Padre de todos. En él cualquiera puede intuir y ver y experimentar lo que significa «ser hermanos», ser don recíproco más allá de cualquier vínculo de sangre, raza o cultura.
La comunidad (quien se llama lo deja todo y se va a vivir en comunidad) es el espacio en el que compartir todos los aspectos de la vida con otros hermanos, realizando un camino de comunión, en el compromiso del celibato y el compartir los bienes y todo descanso El hermano es, pues, tal porque nunca está solo, nunca actúa ni trabaja individualmente, sino siempre en fraternidad y por ella.

Minoría
San Francisco quiso que sus frailes se definieran como «menores», es decir, alejados de todo lo que pudiera ser grande, poderoso y fuerte, por lo tanto cercanos (en estilo y opciones) a toda situación o persona pequeña, pobre y humilde.
De la experiencia de Francisco con el leproso, siempre ha existido entre los frailes una pasión y un cuidado por los más pequeños. Hay muchos campos de compromiso y acción (entre los con problemas de droga, los discapacitados, los alcohólicos, los huérfanos… los desposeídos). El fraile, por su elección de minoridad, se acerca siempre a todos, cercano y solidario, dando tiempo y escuchando; dando su vida.
La misión
San Francisco, en su experiencia vocacional, percibió dispuesta una fuerte invitación a «ir», «anunciar», «dar testimonio» del Evangelio en todas partes ya todos en las calles del mundo. Sus frailes si se extendieron por toda Europa y fueron enviados por él a tierras lejanas hostiles incluyendo entre los llamados «infieles» (East, Tierra Santa, Marruecos…).
Todavía hoy el fraile sabe que tiene «el mundo» como claustro (como subrayó san Francisco) y una llamada específica a la evangelización, en el estilo del encuentro, del diálogo y la relación cordial y tierna con cada persona. El fraile, un hombre siempre «itinerante» para aquellos que son hombres pueden conocer y amar al Señor a través de él. La misión, por tanto, es una pasión enteramente franciscana, un amor inalienable por el frágil.

Pobreza
Esta elección de vida encuentra su sentido en lo que ya se ha especificado más arriba, sobre todo en el primado de Dios: el hermano, como san Francisco, sabe que debe seguir e imitar a un «Cristo Jesús pobre y crucificado». Sobre un modo de vida y elección sobria y desprovisto de cualquier posesión o apego (material, afectivo, relacional, económico…).
La libertad del corazón de toda “propiedad” si se convierte entonces en fuente de gozo y alegría: en efecto, el fraile no aguanta nada que defender, proteger…; es esclavo de nada; de ningún siervo obediente o sumiso que no sea el Señor y el bien que comes de Él. Por su estilo, éste naturalmente busca de los débiles y de los pobres, a menudo la voz de los que no tienen voz.
Queridos jóvenes, he aquí algunos aspectos de nuestra vida franciscana… Si alguien desea más información u otras noticias, escríbanos.
fray Alberto (OFMConv)
(Articulo libremente extraído del blog Vocación Franciscana)